El otoño llega a su fin, y si hay algo que caracteriza a esta época del año son las setas (con permiso de los coloridos bosques de caducifolios). Así que he decidido dedicar una entrada del blog a este grupo de seres vivos tan fascinante.
En primer lugar haré una pequeña aclaración, las setas no son más que los cuerpos fructíferos de los hongos, es decir, las estructuras utilizadas por éstos para reproducirse y dispersar sus esporas.
Una vez dicho esto pasemos a lo interesante: en esta entrada hablaré de dos especies de hongo que producen setas cuya ingestión resulta, en muchos casos, letal. Y es que con el tema micológico no hay que arriesgarse, porque hay poco que ganar y mucho que perder.
La primera especie a analizar es la seta de olivo (Omphalatus olearius), de la cuál encontré una gran cantidad de ejemplares en Cazorla, concretamente en una ruta muy transitada que transcurre junto al famoso (y espectacular) río Borosa.
Ejemplar de Seta de Olivo surgiendo de la hojarasca
(Autor: Fco. Javier López Abenza)
La seta de olivo es, sin duda, uno de los hongos más espectaculares (y peligrosos) presentes en nuestra querida península. Sus rasgos morfológicos más destacables son el color anaranjado característico de la misma, el sombrero que se hunde en embudo hacia el centro y la presencia en el mismo (solamente en ejemplares frescos) de un líquido aceitoso que tizna los dedos. Además, suele emitir luminiscencia en la oscuridad, lo cuál la hace prácticamente inconfundible (¡setas que brillan!, ¡te hacen sentir que paseas por el bosque de Fangorn!).
Luminiscencia nocturna de Omphalotus olearius
(Autor: National Geographic/Darlyne A. Murawski)
La seta de olivo es saprófita, y suele encontrarse sobre troncos y cepas de olivos (valga la redundancia) aunque también se la puede encontrar en encinares, coscojares y robledales. Su consumo no resulta mortal (en la mayoría de los casos) pero produce serios trastornos gastrointestinales y alteraciones psíquicas.
La segunda especie de la que vamos a hablar en esta entrada es la Amanita phalloides var. alba. Primero porque es una de las setas más peligrosas que habitan en nuestros bosques, segundo porque, al igual que la seta de olivo, es preciosa y, tercero, porque encontrar la variedad alba es muy complicado, dada su escasez.
La Amanita phalloides, coloquialmente conocida como Cicuta Verde se caracteriza por presentar un sombrero globoso que se torna plano con la madurez, de color verde oliva oscuro-amarillo pálido generalmente. Aunque la variedad alba posee el sombrero blanco.
Ejemplar de Amanita phalloides var. alba
(Autor: Fco. Javier López Abenza)
Otros rasgos característicos son la ausencia de anillo (que pierde al crecer), un pie cilíndrico que aumenta de grosor hacía la base, la presencia de volva en la base, y olor a rosa marchita. Pudiendo encontrarla en bosques de planifolios, coníferas y mixtos, tanto en zonas de relieve como en llanuras.
Esta amanita (junto con A. muscaria, A. virosa y A. verna) conforman el grupo de las amanitas mortales. Todas ellas tienen en común la presencia de volva en su base, por lo que si no contamos con los conocimientos micológicos suficientes deberemos abstenernos de recolectar cualquier seta que presente ésta característica.
No se me ocurre mejor manera de cerrar esta entrada sobre hongos chungos que el siguiente video, protagonizado por un grupo de setas "very poisonius and dangerous":
¡Un artículo muy interesante! Me ha llamado mucho la atención la bioluminiscencia de la seta de olivo... Enhorabuena por tus fotos, además. Por cierto, la canción del vídeo me la voy a bajar de iTunes tal que ya jejejeje
ResponderEliminarGracias compadre!, la canción de los hongos chungos es todo un clásico en youtube. Tenemos pendiente una salida para observar en directo la bioluminiscencia de la seta de olivo :)
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