Es probable que la mayoría de vosotros conozca de primera mano una serie documental muy popular, conocida en España como Cazadores De Mitos (Mythbusters es el título original).
Durante mi corta, pero intensa, carrera docente en Secundaria me sorprendió muchísimo la gran cantidad de información falsa que los adolescente (y muchos adultos) dan por auténticos dogmas de fe. Así, se me ocurrió comenzar una pequeña serie de entradas cuyo objetivo es aportar datos e información para "cazar" todos los mitos que existen sobre las principales drogas que se consumen en nuestro país. En primer lugar hablaremos de la droga más popular entre la población joven, y la no tan joven, de nuestra querida España: la marihuana.
Empecemos por el principio, ¿qué es la marihuana? Pues es una planta, de la familia Cannabaceae, a partir de cuya resina, flores, etc. es posible elaborar una serie de drogas ilegales. El "cuelgue" o "ciego" que provoca se debe a la presencia de sustancias psicoactivas en la planta, concretamente del principio activo conocido como Tetrahidrocannabinol o THC. Así, de las distintas drogas obtenidas a partir de la marihuana la que más cantidad puede contener es el hachís (hasta un 50%). Ya que conocemos un poco mejor a la marihuana pasemos a romper los mitos que la rodean.
Primer mito: Es una droga ecológica, la droga del buen rollo, por tanto no es mala para la salud
Vamos a ver, que quede bien claro lo siguiente: ¡producto natural y producto inocuo para la salud son conceptos muy diferentes! Podríamos escribir una lista interminable de productos naturales que no son nada buenos para la salud, empezando por el tabaco y el alcohol y terminando por la cantidad de venenos fabricados por plantas y animales de forma natural.
El consumo de cannabis altera el normal funcionamiento de vuestro cerebro, por tanto, SI es mala para la salud.
Segundo mito: Todos sabemos que lo prohibido es más atractivo, seguro que si el cannabis fuera legal los jóvenes consumirían menos
¿Hola?, ¿hay alguien ahí?... dejadme pensar un poco... ¿qué drogas son las más consumidas por los chavales de secundaria?... ¡tabaco y alcohol!... y son drogas legales. Otro mito que cae ante el peso de la realidad. Así, legalizando la marihuana solo conseguiríamos que más accesible para todo el mundo. No voy a entrar en los posibles efectos positivos de legalizar la marihuana, pero lo que está claro es que SI aumentaría el consumo de la misma entre menores.
Tercer mito: Todo el mundo sabe que el cannabis se usa con fines terapéuticos, entonces, ¿cómo puede ser malo fumarse un porrico de higos a brevas?
El uso terapéutico del cannabis no tiene nada que ver con su uso recreativo. Generalmente solamente se utiliza en determinados casos extremos para aliviar el sufrimiento de determinados pacientes, al igual que la morfina. Además, muchas medicamentos se fabrican a partir del opio y nunca he escuchado a nadie decir que la heroína va de perlas para la salud.
Cuatro mito: El cannabis no produce adicción
Otro falso mito y, sin duda, el más peligroso de ellos. Hay numerosos estudios científicos que demuestran que el cannabis es una droga adictiva. Por supuesto, y al igual que ocurre con otras drogas blandas, hay personas con mayor susceptibilidad a ser adictas que otras. También es importante resaltar que los adolescentes, debido a que todavía no han terminado de desarrollarse ni física ni psicológicamente, suelen ser más susceptibles a la adicción.
Quinto y último mito: Fumar porros es mejor que fumar tabaco
Este es mi mito favorito y, sin duda, el más popular de los 5 mitos que existen sobre el cannabis. En primer lugar, el cannabis es más cancerígeno que el tabaco, tanto en cantidad como en calidad, ya que posee más tipos diferentes de sustancias cancerígenas y en mayor proporción.
Por otro lado, se suele fumar sin filtro y tiene efecto brocodilatador, en consecuencia aumenta considerablemente las probabilidades de que estas sustancias indeseables entren en contacto con nuestros queridos e insustituibles pulmones y sean absorbidas. Así, el humo del cannabis también es más perjudicial que el humo del tabaco para los fumadores pasivos.
Para finalizar la entrada enumeraré los efectos y consecuencias que tiene el consumo de cannabis:
Efectos inmediatos
- Depresión del sistema nervioso
- Alteración de la percepción de la realidad
- Sequedad en boca y ojos
- Disminución de la capacidad de concentración (ni se os ocurra coger la moto o el coche después de consumir cannabis)
- Perdida de coordinación (ídem)
Efectos a largo plazo
- Psicosis y esquizofrenia (la cantidad de gente que sufre estas terribles enfermedades a causa del cannabis es inmensa)
- Arritmias cardíacas
- Trastornos emocionales
- Trastornos de personalidad (cambios de humor bruscos, por ejemplo)
- Adicción (alrededor del 10% de las personas que lo prueban se vuelven adictas)
- Cáncer de pulmón y otras enfermedades cardiorespiratorias
- Disminución en el rendimiento escolar.
- Pérdida en la capacidad de memorizar y de aprender.
Bueno, ahí queda eso. Si a pesar de todo ello todavía tenéis ganas de seguir fumando porros es que no valoráis vuestra salud ni vuestra felicidad (ni la de la gente que os rodea).
Proximamente... la cocaína
jueves, 27 de septiembre de 2012
miércoles, 26 de septiembre de 2012
¿A qué ritmo crecieron los Andes?
Una de las cordilleras montañosas más celebres del mundo se encuentra en Sudamérica, serpenteando desde del norte hasta el sur de dicho continente encontramos los Andes.
Se trata de la cordillera montañosa situada en un continente más grande del mundo, y las más alta (si no tenemos en cuenta el contienen asiático) con una altitud media de 3960 metros apróximadamente.
Además, los registros paleoclimáticos estudiados en los Andes nos plantean una cuestión que todos nos hemos hecho cuando descubrimos que las montañas no habían estado siempre ahí. ¿Cuánto tarda en crecer una montaña?
Pues bien, una de las formas de averiguar cuánto tiempo tarda en desarrollarse una cordillera montañosa como los Andes consiste en estudiar las cantidades presentes de los isótopos oxígeno-18 y oxígeno-16 en rocas y sedimentos carbonatados, pero más importante que las cantidades es la relación que existe entre las mismas.
Cuando las nubes cargadas de lluvia se encuentran con una cordillera montañosa se ven forzadas a elevarse (el famoso efecto Foehn), se saturan en humedad y comienza la precipitación. Bien, aquí entran el juego los isótopos mencionados ya que el oxígeno-18, debido a su mayor tamaño, tiene mayor facilidad para precipitar que el oxígeno-16 de tal manera que, conforme aumenta la altura, va quedando menos oxígeno-18 en las nubes y, por tanto, precipita menos cantidad del mismo. La conclusión es que la relación oxígeno-18/oxígeno-16 va decreciendo con la altura. Resumiento, si la relación entre el oxígeno-18 y el oxígeno-16 se hace menor conforme las muestras de roca son más jóvenes, esto nos indica que la zona ha sufrido una elevación con el paso del tiempo.
Según los registros paleoclimáticos de isótopos de oxígeno en las rocas carbonatadas presentes en el área central de los Andes, esta zona paso de 2500 msnm a 3500 msnm en tan solo 3 millones de años (es muy poco tiempo en términos geológicos), mientras que otros estudios indicaban que este rango de elevación habría requerido unos 10 millones de años.
Si tenemos en cuenta el tamaño total de los Andes y el rango de altura alcanzado, resulta muy difícil tomarse estos datos en serio. Y hacemos bien en cuestionarlos ya que estas conclusiones se alcanzaron por una mala interpretación de los datos paleoclimáticos. Debemos de tener en cuenta que la climatología y la meteorología es una ciencia caracterizada porque intervienen una cantidad de factores considerable, y ésto es lo que los investigadores no tuvieron en cuenta. La cantidad de oxígeno-18 que precipita se incrementa de forma considerable al alcanzar determinada altitud, por lo que a partir de cierto punto la disminución de la relación oxígeno-18/oxígeno-16 no se debe a un aumento en la elevación de los Andes sino a una aceleración en la cantidad de oxígeno-18 precipitado.
Estas conclusiones son coherentes con otros registros paleoclimáticos, de hecho, se ha demostrado que el centro de la cordillera andina se hizo menos árida al mismo tiempo que decrecía la relación entre el oxígeno-18 y el oxígeno-16.
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